BORBOLETA DE ARRABAL

La mariposa del arrabal

viernes, 17 de enero de 2020

Te voy a hacer un bolero

Tus microbailes son como el movimiento involuntario que tiene tu cuerpo cuando los cronopios que viven en tus pecas celebran el triunfo de cualquier equipo. 
Tienes tantas pecas y bailas tanto; recuerdo tus bailes para darles una pausa, porque de otro modo no podría verte tan fijamente y detallar las gotas de sudor que te bajan de la frente cuando tu pelo empieza a ser parte de tu cara, no podría ver tus ojos que miran al techo como esperando que las notas caigan del cielo y te mojen los pies, mientras los míos solo quieren ver los tuyos.
¡Oye ese man está muy bueno! Te dije en la troja, pero solo quería que miraras hacia otro lado para yo ver de cerca tus labios torcidos ¿Quieres otra cerveza? Y recuerdo cuando Fernando Delgadillo dijo "Prefiero los finales rápidos y misericordiosos antes que las amistades largas y malintencionadas"
Estoy aqui, bailando una salsa brava mientras mi mente reproduce un bolero. 

Colgado al pasado

La salida fácil son los sentimientos viejos, los que fueron totales, fuertes, y te llenaron el cuerpo por completo, los que basta con una canción, un olor, un edificio para desencadenar un recuerdo que llevará a otro y a otro como tejiendo un collar que te cuelgas en el cuello cuál amuleto de protección. ¿Es miedo a cortarte desde adentro para abrir tu ser y dejar entrar otra cosa? Evitar una autopsia es la salida fácil, es ponerte el collar de versos y revivir el mismo sentimiento cada vez pero con menos color para no sentir nada nuevo... ¿Y si mueres hoy? ¿Y si llegan a abrirte? ¿Cuántos cachivaches disfrazados de valor encontrarán en un cuerpo añejo?

Aprendiendo a ser

Este era un dolor diferente a los que había sentido antes, porque no dolía, no me hacía llorar y no sentía que me partiera el cuerpo en mil pedazos. Este era más una incomodad, sentía como un alfiler en el estómago pero solo cuando me ponía de cierta manera, cuando escuchaba cierta canción, cuando me quedaba sola o recordaba su olor. Era como esas rasquiñas que a veces nos dan pero que no sabemos en qué parte del cuerpo nos rasca realmente. Este dolor no lo sentía todo el día como otros dolores que había tenido, este dolor me hacía callar, por el simple hecho de no reconocer este sentimiento en ningún día de mi pasado. Es un dolor nuevo y no sé si viva como una piedrita en el zapato conmigo por bastante rato, mientras camino fingiendo que no se siente nada y en mi mente me preguntó si de verdad hay algo ahí dentro o si estos sean pequeños estornudos antes de un fuerte resfriado de esos mal cuidados que se vuelven neumonía.