BORBOLETA DE ARRABAL

La mariposa del arrabal

sábado, 8 de febrero de 2014

Un mal viaje Bukowsky

¿Nunca habéis pensado que el LSD y la televisión en color llegaron para nuestro consumo más o menos al mismo tiempo?

Nos llega toda esta pulsación explorativa de color y ¿qué hacemos? Prohibimos una cosa y jodemos la otra. La televisión, desde luego, es inútil en las manos actuales; creo que no hay mucho que discutir al repecto… y leí que en un registro reciente se declaraba que un agente había recibido una rociada de ácido en la cara, arrojada por un supuesto fabricante de droga alucinógena. Ésto es también un derroche. Hay ciertas razones esenciales para prohibir el LSD, el DMT, el STP.

Puede hacer que un hombre pierda permanentemente el juicio…

Claro que lo mismo podría aplicarse a la recolección de remolacha, o al trabajo en cadena apretando tornillos en una fábrica de coches o a lavar platos o a enseñar primer curso de inglés en una de las universidades locales. si prohibiésemos todo lo que vuelve locos a los hombres, toda la estructura social se derrumbaría: El matrimonio, la guerra, las líneas de autobuses, los mataderos, la apicultura, la cirugía, todo lo que se te ocurra. Cualquier cosa puede volver loco a un hombre, porque la sociedad se asienta en bases falsas. Hasta que no lo derribemos todo y lo reconstruyamos, los manicomios seguirán descuidados.

Y los recortes que hace nuestro buen gobierno a los presupuestos de los manicomios los tomo como una sugerencia implícita de que a los enloquecidos por la sociedad no debe mantenerlos y curarlos esa sociedad misma, en este período de inflación y locura fiscal generalizadas…ese dinero sería mejor para hacer carreteras, o para rociarlo con mucha medida sobre los negros, y que no quemen y arrasen nuestras ciudades. Y tengo una idea espléndida:

¿Por qué no asesinar a los locos?

Piensa en el dinero que nos ahorraríamos. Incluso un loco come demasiado y necesita un sitio para dormir, y los cabrones son tan repugnantes… chillan y embadurnan de mierda las paredes, y demás. Bastaría con un pequeño cuadro médico que tome las decisiones y un par de enfermeras o enfermeros que tengan buena pinta y que mantengan a un nivel satisfactorio las actividades sexuales extralaborales de los psiquiatras.

En fin, volvamos, más o menos, al LSD.