Tirado en la acera mientras el agua se me escurre entre los cordones, me pregunto … ¿Cómo dejé que te convirtieras en el verdín de mis mugrientas paredes?
¡Ey!, estoy diminuto otra vez, me estás castrando de poco en el aserradero de tu glabela, ya no soy inmune a las orillas de tu sonrisa, quisiera deslizar mi espalda y sentarme entre esas esquinas... justo donde se juntan tus labios y empezar a maquinar un viaje... buscando la receta perfecta del arte de seducir.
Me están creciendo pechos y se me llenan de rimel las pestañas, pero escucha ésto colega, yo no soy mujer, no soy lo que quieres de mujer, pero es incontrolable como cada célula dérmica que dejas caer libera un poco de progesterona en este cuerpo de no se que...